Un hombre bueno y alcantarillero ejemplar
FULGENCIO SÁNCHEZ RIQUELME CRONISTA DE ALCANTARILLA
Hace unos días fallecía en Alcantarilla Antonio Cremades Belmonte. Había nacido en nuestra villa hacía 95 años, y era el mayor de cuatro hermanos, hijos de Luis Cremades y Carmen Belmonte. Estudió en los colegios nacionales para pasar a realizar el bachiller en el instituto Alfonso X el Sabio por enseñanza libre, siendo un gran estudiante. Finalmente, se matriculó en la Escuela de Comercio de Murcia y alcanzó el grado de profesor mercantil.
Desde entonces se dedicó a dirigir la contabilidad de la industria que fundara su padre, dedicada al comercio y distribución de almendra, de gran prestigio en Alcantarilla y casi toda España: industrias Cremades, que compartiría con sus hermanos y ahora con sus sobrinos.
Antonio era un lince para los números en una época en la que no existían calculadoras y mucho menos métodos informáticos; él, con lápiz o bolígrafo, llevó magistralmente la contabilidad de todo el negocio hasta fecha relativamente reciente.
Contrajo matrimonio con Josefina Carrillo Puche, siendo padre de dos hijos, Luis y Mari Carmen, y abuelo de un nieto. Hombre profundamente cristiano, colaboró como toda la familia en la construcción de la parroquia de Nuestra Señora de la Asunción del barrio de Campoamor. En 1973, y cuando se reorganiza la Hermandad de la Virgen de la Salud, Patrona de Alcantarilla, sería tesorero en la primera junta directiva. Fue miembro fundador de la Cofradía del Cristo de la Buena Muerte, en 1953, ubicada en dicha parroquia. Igualmente, sería miembro destacado de la Hermandad de la Virgen de los Dolores, imagen de la que era muy devoto, y siempre participaba en las procesiones de Viernes de Dolores y Viernes Santo. Pero si todo lo dicho fuera poco, Antonio Cremades colaboraba en todas las obras, ya fueran de asistencia a los más necesitados, actividades religiosas, culturales, en la mayoría de los casos de forma anónima.
Descanse en paz tan gran hombre y mejor persona.
