ObituarioÁngel Tomás
Ángel Tomás, murciano, empresario y economista, ya no está con nosotros. Sirva este obituario para glosar brevemente su labor, por el privilegio y la suerte que tuve en conocerle, recibir sus acertados consejos, compartir profesión y proyectos y, sobre todo, por haberme otorgado con su confianza y amistad.
Todos los que han tratado a Ángel Tomás coincidirán conmigo en que no dejaba a nadie indiferente, una personalidad potente y cautivadora a la vez, arrolladora pero transmisora de confianza en ti al mismo tiempo, escuchaba y dejaba opinar, amigo de sus amigos, trabajador incansable, infatigable diría yo –hasta el viernes pasado siguió yendo a su despacho regularmente, y no a «estar o pasar el tiempo» sino a «ser empresario», con nuevos proyectos e ideas que estaba desarrollando–. Inteligente, listo y hábil negociador, tres en uno, un grande. Se me agotarían los adjetivos calificativos y, seguramente, no haría justicia con la gran labor por él realizada. Ya de joven dio muestras de sus inquietudes por saber más, por conocer y adentrarse en las ciencias mercantiles, económicas y actuariales, retrotráiganse ustedes a las fechas y momento que estoy referenciando y valorarán aún más el valor del reto emprendido, formando parte de las primeras promociones de profesores mercantiles en Murcia (1949) y posterior título de actuario de seguros (1959) en Madrid, además de Censor Jurado de Cuentas, un pionero sin duda. Desarrolló su labor profesional de economista con despacho propio y, al mismo tiempo, se inició en el camino de la empresa.
Efectivamente, Ángel no era un hombre de una sola actividad, tenía una inmensa capacidad de trabajo, perseverancia y actitud positiva ante los retos de la vida. De hecho, los que hoy me lean recordarán que ante un nuevo proyecto o actividad que te propusiera o comentara nunca aceptaba de ti un no por respuesta y, si era un no por tu parte, él no cejaba, te hacía pensar, te pedía los porqués, intentaba entender tu posición, de ahí que una de sus principales virtudes estaba en su capacidad para convencerte de que sí podías hacerlo, y doy fe de que lo hacías, lo hacíamos y, además, él era el primero que daba ejemplo poniéndose al frente del proyecto como uno más. Empresario de pro, con mayúsculas, fue un avanzado a su tiempo en técnicas de marketing y ventas, diseño de nuevos productos, calidad en el producto, internacionalización, servicio y liderazgo empresarial. Atosa es vivo ejemplo, su buque insignia. Quién no ha utilizado sus disfraces y accesorios; un líder en su segmento. También desarrolló otras actividades empresariales, todas con éxito y reconocidas por sus colegas, por ejemplo, otorgándole la confianza para que presidiera la Cámara de Comercio de Murcia, desde donde supo sumar y tantos servicios prestó a la Región; y, en el plano de reconocimientos institucionales, con la Medalla de Oro de la Cámara de Comercio de Murcia, la Medalla al Mérito Civil de Número, el Laurel de Murcia, la Medalla de Plata de la Carretera o el reconocimiento personal que desde el Colegio de Economistas de la Región siempre hemos tenido con él, entre otras. Pero, si conocida y reconocida era y es su labor como economista y empresario, no menos lo es su papel como humanista. Ángel Tomás era un hombre muy inquieto intelectualmente, ejercía con humildad su inteligencia innata y tenía una especial sensibilidad por el arte y por la escritura. Autor de libros y ensayos de técnicas empresariales y económicas, donde sin perder el rigor de la calidad intelectual e investigadora trasladaba, en un lenguaje sencillo y claro, sus conocimientos prácticos sobre el liderazgo empresarial. Columnista habitual en el diario económico ‘Expansión’, todos hemos compartido borradores y leído sus artículos sobre economía y empresa por él publicados, muchísimos, de una calidad, rigor y a…